Una danza submarina con fauna marina filmada bajo el casco de una embarcación de vela en la Polinesia por dos marineros apneístas. El acercamiento respetuoso a los animales, sin alimentarlos ni establecer contacto físico, fue una pauta esencial. La idea es mimetizarse con la naturaleza y demostrar que el ser humano tiene un lugar legítimo en ella, siempre que no llegue a territorio conquistado.