Andrea, de 13 años, que ha perdido la vista no hace mucho, está empezando el día ayudada por sus padres, sin ánimo, ella les deja hacer, le ayudan a cambiarse, a ducharse, a peinarse, a desayunar y a lavarse los dientes. Una vez han terminado, Andrea se queda sentada en una silla cerca de una ventana.
Xavier, padre de Andrea, y Ona, su madre, discuten en silencio para hacer algo con su hija, mientras Andrea, sin saber de qué hablan, intuye que algo está pasando. Xavier le comenta a Ona que tienen que lograr que se espabile y que los dos tienen que ir a trabajar, deciden dejarla sola un tiempo en casa a ver si, por necesidad, es capaz de espabilarse.

