Ryta y su familia proceden de la comunidad romaní y acaban de mudarse a una vivienda social. La joven queda fascinada por Kaïs, un chico de su edad que vive en su edificio y es un apasionado de la petanca. Entonces decide aprender a jugar a la petanca, una disciplina a través de la cual tendrá encuentros inesperados y conmovedores, sinónimos de la vida en una vivienda social.